No somos nada más que partículas en movimiento. Estas partículas de energía están en todo lo que existe y estamos continuamente interactuando con ellas. Mejor dicho, las partículas energéticas que nos conforman intercambian información con la energía del todo lo que existe.

Esta energía universal, se llama de diferentes formas según la cultura: Chi, KI, Prana, Éter, Plasma…

Pero, el nombre es lo de menos. Lo importante es saber que, mientras todo fluye y nuestra energía se combina con la de todo lo demás, todo va bien.

Nuestros principales centros de intercambio con todo lo que nos rodea son nuestros chacras. Eso lo descubrieron en Oriente hace miles de años.

Cuando nuestros chacras funcionan mal o se bloquean por la razón que sea, nuestro intercambio de energía funciona mal y nos provoca problemas.

¿Cómo es posible que un intercambio de energía que debería realizarse por sí mismo, se bloquee solo?

La razón no es simple, pero voy a tratar de hacerlo fácil.

El Universo es energía en movimiento y, de vez en cuando, partes de él también se colapsan.

Nosotros estamos formados por, lo que hemos dado en llamar, tres cuerpos:

El cuerpo físico: lo que podemos tocar

El cuerpo emocional: lo que podemos sentir

El cuerpo espiritual: lo que nos conecta a todo lo que existe (visible y no visible)

Hay más, pero esos son los que conforman nuestra vida humana.

Las partículas energéticas que lo conforman son las mismas, pero vibran en diferentes frecuencias. Algo así como las ondas de radio. Son las mismas ondas vibrando en frecuencias distintas. Muy cerca las unas de las otras y, a veces, hacen interferencias ¿no es verdad?

Algo parecido nos ocurre a nosotros. A veces “se nos cruzan los cables”. Nuestra energía entra en conflicto y nuestros chacras dejan de fluir como deben. El resultado son malestares y problemas de toda índole.

Solo recuperando ese equilibrio vamos a poder recuperar nuestro buen funcionamiento.

Muchas veces, más de lo que podemos imaginar, los desequilibrios energéticos provocan dolencias físicas

En esos casos, acudimos al médico o a los Terapeutas como yo.

Los médicos lo “arreglan” con fármacos que reducen o arreglan los problemas atacando nuestra parte química. Esto oculta la situación, pero no la arregla verdaderamente. Aun así, nos facilita la vida. Pero, eso es como poner una rueda de recambio de esas modernas a un coche que se le ha pinchado una rueda. Funcionará durante algunos kilómetros, pero terminará por necesitar una rueda nueva.

La medicina es una solución rápida y nos resuelve los problemas del cuerpo físico, pero no restablece el equilibrio energético.

Los Terapeutas holísticos, contemplamos el problema en conjunto e intentamos restablecer ese equilibrio a todos los niveles. No es tan rápido, pero, bien hecho, suele ser más eficaz porque contemplamos los tres componentes: cuerpo, emociones y espíritu.

Pero, tanto en las Ciencias tradicionales como en las alternativas, estamos olvidando el componente más importante: TU

Tú eres la clave de todo.

Cuando no te encuentras bien vas a buscar ayuda. Y eso está muy bien, es necesario pedir ayuda cuando hace falta. Pero, solo, lo que tú has desequilibrado, por las razones que sean, eres capaz de volver a equilibrarlo.

A lo largo de 40 años aplicando todos mis conocimientos (que si te pica la curiosidad los puedes ver en la página “sobre mi”) me he dado cuenta de que, al final, yo no era más que el instrumento que guiaba a las personas por el camino en que ellas mismas encontraban la causa y reequilibraban sus tres cuerpos.

Una vez ayudé a un hombre que sufría unos 10 ataques de pánico diarios. Era terrible. Lo había perdido todo, su empresa, su familia, sus amigos. No es fácil estar con alguien que, de vez en cuando, sin previo aviso, sale corriendo sin rumbo preso de una crisis.

Llevaba así 7 años y cuando llegó a mí, lo hizo, como siempre, como el último recurso. Todo lo demás ya lo había probado.

 

Le sometí a hipnosis.

Nos costó mucho encontrar la raíz del problema. En resumen, un hecho acaecido en su vida presente le había hecho aflorar el recuerdo del pánico de su madre, cuando él, casi tuvo un accidente cuando tenía 3 años.

Él no fue consciente del peligro, pero los gritos y lloros de su madre se quedaron grabados en su inconsciente para siempre.

Llevó una vida exitosa y feliz, hasta que un acontecimiento parecido le ocurrió con sus hijos y despertó a la fiera.

A lo largo de 40 años de experiencia en todas las disciplinas que puedes ver en mi currículum, me he dado cuenta de que no hay nada que cure, si no eres capaz de afrontar los recuerdos ocultos.

Incluso, los que no son tuyos y has heredado de tus antepasados.

A veces se presentan en forma de vidas anteriores.

El cerebro es un maestro del engaño.

Y eso que yo creo en las vidas pesadas porque he visto sujetos bajo hipnosis dar detalles de épocas que no podían conocer. Pero, no todas las vidas anteriores son reales, de lo contrario no habría tantos Napoleones o Cleopatras. Hay que saber distinguir.

 

Estoy convencida de que cada persona viene al mundo con una misión.

Si no sigues el camino, las cosas no funcionan.

La mayoría no sabemos cuál es nuestro camino, así que se dejan llevar por las circunstancias.

Pero, más temprano que tarde, nuestro ser interior se rebela y te empieza a pedir que cambies tu rumbo.

Pero, te aterra.

 

Nuestro peor enemigo es el miedo.

En el 2020 nuestra vida cambió para siempre. Nos tuvimos que reinventar y adaptar a las nuevas circunstancias. Lo presencial se acabó y tuvimos que acostumbrarnos a hacerlo todo por Internet y a distancia.

Entonces me di cuenta de que para mí y para mis clientes (eso de pacientes no me gusta nada) no había cambiado gran cosa porque la energía universal no entiende de tiempo ni de espacio. Funciona igual.

Eso me llevó a una reflexión profunda y, durante dos años aproximadamente, me retiré de la actividad. Una especie de año sabático.

Dediqué ese tiempo a aprender otras cosas y a idear una fórmula en la que no me necesitases.

Tal cual.

Quiero enseñarte como lo que yo hago lo puedes hacer por tus propios medios, siguiendo unas pautas y sin ayuda de nadie.

Todas las soluciones están en ti. Solo tienes que saber cómo.

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